Las Phalaenopsis son nativas del sudeste asiático, extendiéndose su presencia desde el sur de China hasta el noreste australiano. Este género cuenta con alrededor de 70 especies que habitan la zona tropical y subtropical de Asia. Actualmente han sido creados miles de híbridos que abarcan una amplia gama de formas, tamaños, colores y texturas en su floración, los cuales son fáciles de conseguir a la venta.
En la naturaleza crecen como plantas epífitas, pendiendo de las ramas de los árboles con sus hojas para abajo, evitando así la aparición de hongos por la acumulación de agua en la roseta de sus hojas. En su lugar de origen el clima es cálido y húmedo. Son plantas de crecimiento monopoidal, con reservas nutritivas en sus hojas y raíces, pues carecen de pseudobulbos. Tienen una floración prolongada, que puede llegar a durar hasta tres meses.
Condiciones para su cultivo
Luz: necesita estar ubicada en un lugar luminoso, pero que no le de en ningún momento sol directo.
Temperatura: es una planta sensible a las temperaturas bajas, por eso en invierno se la debe colocar en interior. Si bien puede tolerar temperaturas mínimas de hasta 13ºC lo aconsejable es que no esté en lugares con una temperatura inferior a los 16ºC. En cuanto a las temperaturas máximas, si bien el ideal sería unos 28-30ºC, no tiene problemas si supera esa máxima siempre que tenga buena circulación de aire y humedad. Para saber si está en un clima adecuado sus hojas al tocarse no deben estar ni calientes ni frías. Cuando la planta tiene pimpollos, mucha variación de temperatura puede causar la caída de los mismos.
Humedad: La humedad es importante para el cultivo de las phalaenopsis, recomendándose una humedad entre 50% y 80% todo el año, especialmente en su época de floración. Esta puede ser provista con platos rellenos con piedra o leca, parcialmente llenos de agua y colocando las macetas con las plantas encima de la piedra o leca, teniendo cuidado que el agua no esté en contacto con el fondo de la maceta. Si el ambiente donde se la cultiva es muy seco se la puede pulverizar con un rociador con agua un par de veces al día.
Riego: El riego debe ser abundante y el siguiente recién hacerlo cuando el sustrato esté casi seco. Como las phalaenopsis no tienen órganos principales para almacenar agua aparte de sus hojas, nunca deben secarse completamente. En invierno se debe reducir la frecuencia de los riegos y aumentarlos en los meses cálidos. Se debe tener cuidado al regar de que no le quede agua en la corona de las hojas ya que esto puede traer la aparición de hongos, siendo fatal para la planta. Es mejor regarlas por las mañanas para que las hojas se sequen antes del anochecer, así se evita enfermedades de hongos o bacterias.
Ventilación: Estas orquídeas necesitan de una muy buena ventilación durante todo el día. Esto ayuda no solo a disipar el calor, sino también a que las hojas de las plantas no permanezcan por mucho tiempo húmedas evitando así la aparición de hongos. Una buena aireación también evita la aparición de cochinillas.
Fertilización: El uso de abono es muy importante para producir plantas fuertes y con muchas flores. Deben abonarse de forma regular. Cuando están en la etapa de crecimiento activo, las plantas deben ser abonadas cada dos semanas. La regla general es aplicar cada vez un abono balanceado (20-20-20). Cuando no están en crecimiento activo, una vez al mes es suficiente.
- American Orchid Society. "Culture Sheets Phalaenophsis"
- Checklist Royal Botanic Garden
- FREULER, María Julia. "Orquídeas". Ed. Albatros, 2006.
- Revista "O mundo das orquideas" Año 7 Nº 35. Ed. On Line.
- Revistas "Como cultivar orquídeas" Nº 4 y 28. Ed. Casa Dois.
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