por Eduardo A. Pérez-García*
El
pánico que produce una hoja en blanco antes de escribir, se magnifica cuando se
sabe que es muy probable que lo que se escriba no sea un buen aporte. En ese
sentido, escribir sobre una de las especies más conocidas y cultivadas de
América tropical hace que estas sensaciones se incrementen. Lo paradójico del
asunto, es que a pesar de la gran popularidad Brassavola nodosa (L.) Lindl. todavía quedan interrogantes sobre su
correcta clasificación taxonómica.
Antes que nada, habrá que clarificar
algunas cuestiones que tienen que ver tanto con la identidad específica como la
delimitación taxonómica del género. En un inicio, a la Brassavola nodosa se le clasificó en 1753 como Epidendrum nodosum L., debido a que en la época de Linneo casi
todas las orquídeas epífitas de América recibían ese nombre, ya que significa
“encima del arbol”. En particular, la planta que dio origen a esta especie fue
colectada en la Península de Barú, en frente de Cartagena de Indias, Colombia,
y fue descrita por el famoso naturalista sueco Carlos Linneo (Carl Nilsson
Linæus), en su gran obra Species
Plantarum (2: 953, 1753). El epíteto específico proviene del latín nodosum el cual significa “con nodos”, y
al parecer hace referencia a que las flores están articuladas en partes.
Tiempo después y a partir de otra
especie relacionada, en 1813, Robert Brown creo un nuevo género, Brassavola R.Br. Este género fue dedicado
al médico y botánico italiano Antonio Musa Brassavola (1500–1555). Para la
creación del género R. Brown usó como especie tipo al Epidendrum cucullatum L., de tal forma que su nombre se modificó a Brassavola cucullata (L.) R. Br. Este
nuevo género resultó mas apropiado para situar al Epidendrum nodosum, por lo que John Lindley lo transfirió en 1831 y
de allí resultó el nombre más común que conocemos hasta ahora: Brassavola nodosa (L.) Lindl. (The
Genera and Species of Orchidaceous Plants, 114-115).
En 1905 el botánico inglés Robert
Allen Rolfe (1855–1921) consideró que las especies del género podrían agruparse
en tres diferentes secciones. La primera sección de ellas, la Grandiflorae, correspondía a un grupo de especies mesoamericanas
de flores grandes (Brassavola
digbyana y B. glauca). La segunda
sección, Sessililabia, fue
creada para albergar a la especie tipo del género (B. cucullata). En la
tercera sección, Cuneilabia,
se incluyó a B. nodosa, y se caracterizan por que la base del labelo es
estrecha, similar a un tubo.
La sección Grandiflorae fue separada del género Brassavola por Friedrich Richard Rudolf Schlechter en
1918 (1919) y se creó al género Rhyncholaelia.
Este género contiene a dos especies ampliamente reconocidas R. digbyana y R. glauca;
de hecho todavía algunos híbridos derivados de éstas se consideran como Brassavola, como muchas de las Brassocattleya o Brassolaelia de flores grandes y labelos fimbreados. Actualmente, se
acepta que Rhyncholaelia es un género
diferente a Brassavola, y que ambos
son válidos.
Debido a que el género Brassavola se basó en B. cucullata, en caso de que exista alguna otra escisión del género, la
sección Sessililabia siempre se
quedará como las verdaderas Brassavolas. No sobra mencionar que hasta
hace poco se clarificó que dentro de B. cucullata en realidad había dos
especies mezcladas. Las verdaderas B. cucullata se distribuyen en las
Antillas Menores, Venezuela y Colombia, presentan 8 polinios y el ápice del
lóbulo medio del labelo es un poco más corto que el de su especie hermana, B. appendiculata A. Rich & Galeotti.
Esta segunda especie se distribuye más
al norte, desde Nicaragua hasta el norte de México (San Luis Potosí y
Tamaulipas?) en la vertiente del Golfo de México.
Recientemente,
F. Archila, G. Chiron y D. Szlachetko (2013) decidieron separar de Brassavola
a la sección Cuneilabia, y crearon un nuevo género denominado Javieria.
Para estos autores, este género tendría seis especies incluyendo a J. nodosa,
junto con J. acaulis, J. grandiflora, J. rhopalorrhachis, J. venosa y J. xerophylla. No obstante, este género
todavía no ha sido muy aceptado por los aficionados, y por ello considero que
para los fines de este trabajo es mejor seguir utilizando a Brassavola
para las especies de la sección Cuneilabia.
Con
este asunto de los cambios de nombres de los géneros, así como los diferentes
criterios para diferenciar a las especies, es complicado definir cuántas
especies hay en el género Brassavola. Podemos considerar que tiene entre
15 y 20
especies, las cuales se distribuyen desde México (Tamaulipas en el Golfo de
México y Nayarit en la Costa Pacífico) hasta el norte de Argentina
(Corrientes). Es un género muy tropical, propio de las tierras bajas como
manglares, matorrales costeros, selvas caducifolias, subcaducifolias, selvas
ribereñas y selvas amazónicas inundables, así como en encinares es tropicales.
Debido a que la especie de interés de
esta nota pertenece a la sección
Cuneilabia, nos podemos centrar
en este grupo y aún así todavía es incierto cuántas especies hay en este grupo.
Particularmente, alrededor del nombre de Brassavola nodosa giran varios nombres
y no es muy claro si en realidad existen varias especies o si se trata de sólo una
pero muy variable. En general, las plantas de este grupo son epífitas,
tienen tallos delgados y circulares (teretes) y en su ápice presentan una sola
hoja rígida y carnosa (suculenta). Las inflorescencias son racemosas, es decir
que no ramifican, y presentan de 1 a 6 flores cada una. Las plantas y las
flores de B. nodosa son muy variables
en tamaño y forma, y esto ha ocasionado a que se hallan reconocido algunas especies
o variedades diferentes. Además de la variedad tipo (var. nodosa) se han propuesto a las siguientes variedades: Brassavola nodosa subsp. cordata (Lindl.) N.H. Williams, Brassavola nodosa var. grandiflora (Lindl.) H.G. Jones, Brassavola nodosa var. rhopalorrhachis (Rchb. f.) Schltr. y Brassavola nodosa var. venosa (Lindl.) H.G. Jones. Los
caracteres más utilizados para diferenciarlas son si las hojas son teretes o
algo aplanadas, completamente verticales o algo curvadas, el tamaño de las plantas
y las flores, y la forma general del labelo, entre otras. Sin embargo, no es
muy clara la existencia de patrones consistentes entre las diferencias florales
y vegetativas que correspondan con áreas geográficas bien delimitadas y
separadas espacialmente. Por este motivo, para muchos autores casi todas las
especies propuestas dentro de este grupo son consideradas como sinónimos o
taxones subespecíficos de B. nodosa.
En este sentido, Brassavola nodosa (sensu lato) tiene una amplia distribución en América del Norte y su
distribución llega hasta el norte de Sudamérica. Habita en México (Tamaulipas,
San Luis Potosí, Veracruz, Oaxaca?, Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y
Quintana Roo), Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica,
Panamá, Colombia, Venezuela (¿Guyana, Surinam y Brasil?). Su intervalo
altitudinal va desde el nivel del mar hasta los 500 (800) m s.n.m.
Esta especie es muy cultivada a lo
largo de todo su intervalo de distribución, y también fuera de él. Esto es
debido a que presenta unas flores blancas, como estrellas, muy bonitas y de
fácil cultivo. Pueden llegar a florecer durante casi todo el año, aunque
algunas tienen un pico de floración en octubre (particularmente las del estado
de Campeche, en México). Se han utilizado mucho en hibridación, produciendo
híbridos muy vigorosos, que florecen casi todo el año, y producen plantas
amacolladas en relativamente poco tiempo. Los pétalos delgados y el labelo
amplio son características que suelan heredar a su progenie. Lamentablemente
las flores de , Brassavola nodosa, no
tienen una muy buena textura y no funcionan como flor de corte. No son muy
variables en cuanto a color, pues prácticamente todas son blancas, muy típico
de las flores que son polinizadas en las noches por chupamirtos (polillas
nocturnas del grupo de los esfíngidos).
Las flores de Brassavola nodosa son muy fragantes durante la
noche, y de allí derivan algunos de sus nombres comunes, como “huele de noche”,
“huelenoche”, “dama de noche” (Lady of
the night). Para mi que todo iba bien hasta que apareció el último nombre.
No es trivial, porque el nombre de “dama de noche” es quizá el más usado, tanto
en México, como en los Estados Unidos de Norteamérica. En lo personal este
nombre no me gusta, pues me hace pensar que refiere a una mujer de moral
distraída y la verdad es que no se me hace justo para una flor que tan bonita y
que a mi juicio se ven tan puras y delicadas. Como está en nosotros mismos
cambiar nuestras historias y nuestros juicios, creo que mejor podemos crear un
nombre que refleje algo más de su verdadera identidad. Quizá antes de emitir un
juicio tendremos que saber el porqué una dama lanza un tierno beso al mar por
la noche y este es transformado en un dulce aroma. Si quieres lo quieres saber,
esta historia habrás de leer.
Hace mucho tiempo, en un gran banco de arena situado al
final de la desembocadura de caudalosos ríos y de una gran laguna costera,
donde la tierra no termina de ser tierra para convertirse en océano, vivían Ana
y Miguel. Ellos habitan una pequeña villa de pescadores, entre playas de
conchas marinas, esteros y manglares, era en la paradisíaca Isla de Tris. Ana, era
una hermosa mujer que se había enamorado de Miguel, un pescador hijo de un
pirata, era apuesto, vigoroso y con gran coraje para realizar sus metas. Él le
correspondía al amor de Ana, la amaba como nadie y formaron una apasionada
pareja. Un día, Miguel salió al mar, pero un sorpresivo huracán de octubre hizo
que nunca más regresara. El sufrimiento de la hermosa dama fue épico, incluso
todavía ahora se canta sobre ello (Naturaleza muerta, Mario Frangoulis www.youtube.com/watch?v=GsGwAfj2se4).
La novia del pescador se quedaba por horas, días y noches
a la orilla del mar; se decía que era de piedra, que era una estatua de sal y
que sólo tomaba agua para poder seguir llorando. Sus llamados a Miguel se
perdían entre las olas que rompían en la playa, pero ella insistía, buscaba la forma
de que sus llamados se oyeran más allá de la rompiente de las olas. Por la
noche sacaba un pañuelo blanco, lo agitaba para que se pudiera ver a lo lejos,
Ana lo usaba como un pequeño faro, más que de luz, era de esperanza. Los días
pasaban y Ana no flaqueaba. Así pasó mucho tiempo, hasta que un día llegó un extraño
caracol a la playa, ella caminó hacia el y lo tomó. Con delicadeza lo levantó, por
un instante lo detuvo en su pecho y suspiró, luego lo colocó en su oreja. Ana,
cerró los ojos y pudo oír, bueno en realidad hizo más que eso, ella.... escuchó
al mar. Sí, escuchó a ese perverso, sanguinario y odiado enemigo que le había
quitado todo. Sin embargo, ella se quedó quieta y puso atención. El mar le
contó que él nos presta el agua que da la vida a la tierra, se la da al viento
para que la lleve tierra adentro, pero que se queda con la sal porque es
necesaria para sus hermosas criaturas marinas. Sin embargo, le contó, que a
veces es necesaria algo más que una suave brisa marina para dar vida más allá de
las montañas, y se requiere algo de vigor y coraje. A la hermosa Ana se le
escurrían las lágrimas, y aun con lo ojos cerrados pudo ver hermosas flores
creciendo entre espinas en el desierto, berrendos, liebres, coyotes, y muchas
otras criaturas del desierto vivían gracias al huracán. También, pudo ver
muchas caras felices entre los habitantes de las zonas áridas y semiáridas del
país. Puedo ver que el huracán que mató a Miguel, fue el mismo que llevó una más
que valorada provisión de agua al desierto. Una moneda de vida de dos caras
opuestas.
Ana entendió que el mar había cobrado una vida por toda
que la da, pero también comprendió que fue sólo cobró una vida y no tenía que
pagar dos. Así que decidió continuar con su vida, sus sueños y sus metas. Así,
ella tomó un gran respiro, tomó su pañuelo y secó sus últimas lágrimas y le
lazó el más dulce de sus besos, después lo amarró en la rama de un mangle viejo
que crecía enfrente del océano. El mar le preguntó que si era una muestra de
perdón, y que si lo dejaba para el olvido. Ella le dijo: sí es para el perdón,
pero que para ese gran amor no habría olvido. El dolor era una cara de la
moneda, la otra era todo lo maravilloso que había vivido. La moneda del amor
también siempre tiene dos caras y no existe con una sola. Ella prosiguió hablando
y le comentó al mar: amarro el pañuelo para que quede como un faro por si un
día Miguel vuelve, ni mi amor, ni la esperanza van a terminar aquí. Terminando
de hablar, Ana dejó el caracol en la playa, tomó su camino y se fue para
siempre de aquel lugar. Sus pasos quedaron marcados sobre la arena en ese maravilloso
y largo atardecer de Playa Norte.
El mar vio al pañuelo en la rama del mangle, recuperó su
sal y liberó el agua al aire. Tuvo algo de compasión y lo transformó en bellas
flores de octubre, como pequeñas estrellas que guíen en la noche o delicados
faros de esperanza. En recuerdo de los gritos ahogados en las olas de Ana, le
dio un aroma por las noches, como el dulce beso al atardecer que ella le brindo
al pañuelo. Ahora cuentan, que sólo los afortunados, lo elegidos del mar,
podrán ver en la flor los pequeños puntos que indican donde estaban los
cristales de sal en el pañuelo.
Literatura
consultada
Archila,
F.; G.R. Chiron y D. Szlachetko. 2013. Javieria un nouveau genre
d'Orchidaceae néotropicales. Richardiana 14:91-101.
Noguera-Savelli,
E. 2010. Revisión del género Brassavola
R. Br. (Orchidaceae) para Venezuela. Ernstia 20:169-192.
Noguera-Savelli, E. y D.
Jáuregui. 2011. Anatomía foliar comparada y relaciones filogenéticas de 11
especies de Laeliinae con énfasis en Brassavola
(Orchidaceae). Rev. Biol. Trop. 59:
047-1059.
Jones, H.G. 1973. Synopsis of
Middle American Brassavola. American Midland Naturalist.
89(2):499-503.
Jones, H.G. 1975.
Nomenclatural revision of the genus Brassavola R. BR. of the
Orchidaceae. Ann. Naturhistor. Mus. Wien
79:9-22.
Rolfe, R.A. 1902. The genus Brassavola.
The Orchid Review 10:65-70.
Schlechter, R. 1919. Die
Gattung Brassavola R. BR. Orchis
13:41-59.
*Doctor en Ciencias. Profesor en el Departamento de Ecología y Recursos Naturales, Facultad de Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México, México D.F., México. Presidente de la Asociación Mexicana de Orquideólogía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario