por Ana Luisa Fischer*
Sabido es que el cambio climático tiene diferentes consecuencia, recientemente un estudio de las Universidades inglesas de East Anglia, Kent y Sussex junto a la Royal Botanical Garden del Kew de Londres, que fue publicado en noviembre pasado es el primer ejemplo de las variaciones que puede haber en la coevolución entre especies debido al cambio climático global.
Ejemplo de ello es el que se da en la polinización de la orquídea terrestre Ophris sphegodes, que tiene presencia mayormente en Europa y norte de África, y su polinizador, la abeja Andrena nigroaenea que han evolucionado juntas por millones de años.
La polinización de la orquídea nombrada se lleva a cabo por la Andreana nigroaenea, una abeja solitaria que se la conocen comúnmente como "abeja minera" por realizar su nido en el suelo. En esta especie los machos nacen antes que las hembras de la especie, por lo tanto como la flor de esta orquídea se parece tanto a la hembra es que intentan copular con ella, llevando así el polen de una flor a la otra. Es otro caso típico de recompensa fallida.
El aumento del calor primaveral por el cambio global hace que nazcan estas abejas más temprano, pero este calor no afecta en la misma forma a la flor y entonces no coinciden como lo hacían anteriormente.
Por cada grado de aumento en la temperatura los Andreana nigroaenea macho nacen 9 días antes y las hembras 16 días. La flor de la Ophris sphegodes solo se adelanta 6 días. Al ya no coincidir habrá menos semillas puesto que se polinizarán menos flores y traerá como efecto una lenta desaparición de esta orquídea. Con solo 2ºC más de aumento de la temperatura ya no habrá más sincronización entre los machos de estas abejas y esta especie de orquídea.
*orquideófila, autora de libros y capacitadora sobre el cultivo de orquídeas.
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