Esta especie fue descrita por Lindley en 1838 como Cattleya perrinii, en base a una planta proveniente de Rio de Janeiro. Posteriormente Heynhold la pasó a Amalia perrinii (1846) y Lindley la volvió a reclasificar como Laelia perrinii (1847). Actualmente, después de varios estudios, es nuevamente nombrada como Cattleya perrinii.
Cattleya perrinii Lindl., Edwards's Bot. Reg. 24: t. 2 (1838) es endémica de Brasil, donde está citada para los estados de Espíritu Santo, Río de Janeiro y Minas Gerais. Está presente en la Mata Atlántica, creciendo principalmente sobre árboles a baja altura y ocasionalmente como rupícola, entre los 300 y 1000 msnm.
La planta presenta pseudobulbos achatados, más finos en su parte inferior, surcados y cargando una hoja apical, oblonga y coriácea . Puede llegar a los 50-60cm de altura.
La inflorescencia surge en otoño, entre fines de marzo hasta mayo, en el ápice del pseudobulbo cargando hasta 3-4 flores de unos 10-15cm de diámetro. Son perfumadas y de corta duración (4-5 días). La coloración típica es de un tono rosa claro con la base del labelo púrpura y la garganta blanca. Además existen otras variedades: alba, albescens, amoena, amesiana, coerulea, concolor, semi-alba y suave.
C. perrinii es una especie considerada como de cultivo algo complejo y de crecimiento lento. Es una planta que gusta de humedad constante y por ello, si bien debe dejársela secar entre riegos, no debe hacerlo por mucho tiempo. A pesar de esto se debe elegir un sustrato con excelente drenaje porque no le gusta para nada que sus raíces queden encharcadas, es muy sensible a ello.
Se la debe ubicar en un lugar donde haya buena ventilación y luminosidad alta, permitiendo sol directo durante las primeras horas del día y evitando la exposición directa de la planta en las horas picos.
La temperaturas promedio en verano son de máxima 24-25ºC y mínima 17-18ºC; en invierno esas medias disminuyen a 19-20ºC de máxima y mínimas de (13ºC). No tolera demasiados días seguidos con calores excesivos.
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